Cómo comunicarse con el niño

La comunicación es la clave de la crianza eficaz de los hijos. Requiere esfuerzo constante, pero las recompensas son enormes. Cuando los padres comunican sus sentimientos honesta y abiertamente (sentimientos de cariño, respeto y amor, lo mismo que de infelicidad y enojo), desarrollan una relación más fuerte con sus hijos. Esto proporciona al niño un ejemplo de comunicación de sentimientos, y el hogar es el lugar donde esto se puede llevar a cabo con seguridad.

La comunicación debe ser de doble vía

Escuche

Exprese verbalmente que lo que el niño diga es importante para el padre.

Parezca, actúe y esté interesado, sin interrumpir ni distraerse.

Muestre respeto por los sentimientos y las opiniones del niño, sin criticarlo.

Pida al niño que haga todo lo anterior cuando el padres estén hablando.

Escuche al niño todos los días.

Reflexione

Asegúrese de haber entendido: repita lo que cree haber oído y pregunte si lo que usted entendió está correcto.

De forma positiva, repita lo que el padre pensó que dijo el niño hasta que ambos estén de acuerdo en que el padre entendió todo.

Este proceso de retroalimentación no necesariamente significa que el padre está de acuerdo, o que entiende lo que se ha dicho, sino que realmente está escuchando.

Pida al niño que haga lo mismo cuando el padre se esté expresando.

Comparta

Exprese sus sentimientos y opiniones sin criticar o sermonear. Motive al niño a hacer lo mismo.

No todas las conversaciones tienen que ser balanceadas, pero asegúrese de que la comunicación sea un genuino compartir de doble vía.

Aparte de crear un ambiente cálido y afectuoso, este proceso permite al niño practicar destrezas de comunicación.

Analice

Converse sobre los problemas. A veces, si ambos no llegan a un acuerdo, simplemente se puede estar de acuerdo en que se está en desacuerdo.

Cuando se necesita una solución, trabajen juntos para resolver el problema.

  • Definan el problema.
  • Establezcan las opciones.
  • Estudien las ventajas y desventajas de cada una, y las posibles consecuencias.
  • Tomen una decisión.
  • Planeen volver a examinar la decisión después de que haya pasado un período determinado.

El elogio eficaz le dice al niño, “me gusta lo que hiciste.”

Mientras más cerca esté el elogio de la acción deseada, más eficaz será.

Ejemplo: una madre le dice a su hija, quien ha estado luchando por varios minutos con una cremallera dificultosa: “¡Cómo te esforzaste por cerrar esa cremallera!”. No espere al día siguiente para decir: “Ayer hiciste un buen trabajo cerrando tu cremallera, ¿lo puedes hacer hoy otra vez?”. Puede que algunos niños no recuerden la experiencia de ayer.

Sea sincero. Los elogios falsos son dañinos, pero si usted se esfuerza, siempre puede encontrar algo que elogiar sinceramente.

Ejemplo: cuando su hijo pregunta: “¿Te gusta mi dibujo?”, y a usted no le gusta, puede decir: “Me gustan los colores que usaste; se ve que disfrutaste haciendo este dibujo. Cuéntame cómo lo hiciste”.

Sea específico. Los niños necesitan saber exactamente lo que los padres quieren decir cuando los elogian o disciplinan.

Ejemplo: “Realmente me agrada que hayas tendido tu cama sin que te lo tuviera que recordar”. El padre puede elogiar la tarea completa o el esfuerzo por tratar de hacerla. “Te esforzaste mucho por quitarle las arrugas a tu cama”. No diga simplemente: “Qué buen niño”, lo cual sugiere que el niño y no la acción es lo que interesa.

La disciplina eficaz le dice al niño, “tú me agradas, pero esa acción no me agrada.”

La disciplina debe ser específica e inmediatamente después de la conducta indeseable. Debe ayudar a su hijo a entender cuál es la acción que usted desaprueba y dar un ejemplo positivo para la próxima vez.

Ejemplo: “No me gusto la manera en que trataste a Jeff” no proporciona suficiente información ni da un ejemplo. Al decir: “Cuando te reíste del dibujo de Jeff, él se sintió mal”, indican la acción que al padre no le agradó y abre la puerta para una solución.

La disciplina debe dar al niño la oportunidad de ser parte de la solución.

Ejemplo: “Si no te gustó el dibujo de Jeff, ¿qué podrías haber dicho o hecho que fuera honesto, pero al mismo tiempo amable?”

La disciplina debe ser sistemática y justa. Si los padres desaprueban cierto tipo de conducta un día, el niño necesita que ellos desaprueben las mismas circunstancias otros días. La conducta que el padre está exigiendo debe estar dentro de las capacidades del niño. Asegúrese de que las expectativas de los padres sean adecuadas para la edad. El lapso de atención, memoria y coordinación viso manual de un niño de tres años difieren de las destrezas de uno de seis años.

Por otro lado, si un niño piensa que su hermano o hermana se están saliendo con la suya con conductas que para él son prohibidas, las normas de disciplina se tienen que examinar cuidadosamente. Si hay razones de peso para esta diferencia, se deben explicar, y el niño que siente que lo están tratando injustamente necesita tener la oportunidad de expresarlo.